Discriminación y Protocolos de Actuación
En la era digital, donde la información es un activo y un arma, surge un fenómeno cada vez más relevante para las organizaciones: el estigma corporativo. Este se define como el juicio, la exclusión y la discriminación que sufre un empleado a causa de su pasado, una marca magnificada por la facilidad con que cualquier persona puede acceder a narrativas —a menudo sesgadas o falsas— a través de una simple búsqueda en internet. Lo que antes podía permanecer en la esfera privada, hoy puede penetrar los muros de la oficina con una fuerza devastadora, activando prejuicios y miedos que ponen a prueba la cultura de cualquier empresa.
Este análisis sostiene que la gestión del estigma ya no es una cuestión marginal de recursos humanos, sino un imperativo ético y estratégico. Ignorarlo no solo expone a los colaboradores a un sufrimiento injusto, sino que también genera riesgos tangibles para la organización, como la pérdida de talento valioso, la erosión de la confianza interna y un daño reputacional significativo. Proteger el talento y la integridad corporativa requiere una comprensión profunda de cómo opera el estigma y un compromiso firme para combatirlo.
Para ilustrar estos mecanismos, sus consecuencias y las estrategias necesarias para construir culturas más justas y resilientes, este documento se centrará en el caso paradigmático de su autor, Felipe Carlos Martín Bravo. El análisis se basa en su testimonio personal, extraído de sus escritos y de su audiolibro autobiográfico, La fuerza del Espíritu: más allá del juicio. Su historia, marcada por una condena injusta en la adolescencia y más de tres décadas de persecución mediática, ofrece lecciones invaluables no desde la teoría, sino desde la experiencia vivida. Su creencia fundamental encapsula el espíritu de esta discusión: “Tu PASADO no DEFINE quién eres HOY”.
A través del análisis de su experiencia, desglosaremos el patrón de la discriminación en el lugar de trabajo, evaluaremos su doble impacto —humano y corporativo— y propondremos un marco de actuación para que las organizaciones puedan gestionar estos desafíos con integridad y visión de futuro.
Para comprender cómo se manifiesta el estigma en el ámbito laboral, es crucial entender primero su origen y cómo una narrativa mediática externa puede transformarse en un problema interno para una organización. El estigma no nace en el despacho del director; se importa desde la sociedad y se activa por el miedo y el prejuicio dentro de los equipos. El caso de Felipe Carlos Martín Bravo es un claro ejemplo de este proceso.
El trasfondo de su estigma es profundo y persistente. Según sus propios testimonios, con 16 años fue injustamente vinculado a un crimen y, con tan solo 17, fue duramente condenado, pasando más de ocho años consecutivos en prisión. Desde entonces, ha sido objeto de una “implacable persecución mediática” que ha durado más de tres décadas, un “calvario” que lo ha etiquetado sistemáticamente como un “monstruo, un cruel asesino, un xenófobo y racista”. Esta campaña ha consolidado un “severo e implacable juicio mediático” que, en la práctica, ha anulado su derecho a la presunción de inocencia y a la reinserción social.
Este estigma externo se convierte en lo que él describe como unas “cadenas invisibles”. Aunque legalmente es un hombre libre, social y profesionalmente sigue prisionero de una narrativa que no le pertenece. La frase con la que resume su estado, “Libre… pero marcado”, explica a la perfección la condena perpetua que enfrenta una persona estigmatizada. Esta marca es la que, inevitablemente, lo acompaña en su vida profesional, esperando a ser "descubierta" por colegas o superiores.
Es precisamente en este punto de "descubrimiento" donde el estigma externo se activa y se reproduce dentro de un entorno corporativo, desencadenando un patrón de discriminación que analizaremos a continuación.
La discriminación por estigma rara vez es una política oficial de la empresa. En cambio, se manifiesta como un patrón de comportamiento social y gerencial que se activa ante el miedo, el prejuicio y, sobre todo, la aversión al riesgo reputacional. El recorrido profesional de Felipe Carlos Martín Bravo expone este patrón a través de dos incidentes concretos que, aunque ocurrieron en diferentes países y contextos, revelan una anatomía de la exclusión sorprendentemente similar.